Nacemos con la potencialidad que la vida nos
ofrece, esto nos permite progresivamente desarrollarnos y lograr alcanzar un
nivel de madurez que pensamos termina cuando dejamos de vivir en este planeta;
sin embargo, en cada etapa, nuevos retos
se presentan. Desde el momento que comenzamos a dar los primeros indicios de
pasos en el gateo, el levantarse representa una importante meta y en el momento
que nuestro horizonte de vista cambia, hemos escalado el primer “Pico Bolívar” de
nuestra vida.
Luego cada año, cada ciclo, cada segundo en comparación
con el otro es diferente y por ello trae consigo nuevas alternativas, para las
cuales debemos disponer de nuestra mejor intención. Sabemos que no es fácil pero
tampoco imposible, debemos en alguna medida planificar nuestros pasos, para
administrar los recursos que nos permitirán seguir en el camino de la vida,
pero el más importante de todos es la fuerza de la superación.
En pleno siglo XXI, todavía existen seres que
no saben la hora de irse a la cama y tampoco cual es la hora de levantarse,
este es un universo que no descansa, es plenamente dinámico, pero nosotros
debemos ser responsables y tenaces en nuestro cumplimiento, debemos aprovechar
esa carga verdadera de valores que no solo están en nuestros hogares y nuestros
padres, están en la comunidad con vecinos responsables y honestos, están en
nuestro salón con compañeros y amigos de sano proceder, están en los docentes
que se interesan en un logro positivo para sus alumnos, están en muchas partes
y a veces lo negamos.
Todo eso combinado con una verdadera intención
de cambio permitirá que logremos superar cada reto, cada exigencia que la vida
nos coloca, permitiendo así la continua escalada de la existencia. Cada uno de
nosotros debe ser un promotor de cambio y buena superación, por ello debemos ser
muy consciente y consecuente con nuestra visión de país, de esa manera sabremos
que el camino se construye con la razón de cada uno. Dios les bendiga.