En la vida el camino para el logro del éxito parte
de un continuo transitar, se nos invita de múltiples formas a ser los pasajeros
o protagonistas de un futuro, por lo general recibimos instrucciones desde el
momento que logramos la lucidez de nuestro entendimiento, y a partir de esto,
comenzamos a navegar en un mar de esperanzas…..pero que sucede en realidad?
Siendo propio de un ser en desarrollo, nuestras
ideas se van ordenando progresivamente, para llegar a la definición de nuestro
verdadero propósito, pero interponemos elementos como la soberbia, la intriga,
la inconformidad, que hacen más pesado nuestro viaje, muchas veces, olvidamos
las instrucciones, en otras las ignoramos, para luego preguntarnos en voz alta ¿Qué
paso?, ¿Soy el único que no ha podido superarlo?, ¿Por qué a mí? Y nos cuesta
entender que nuestra naturaleza humana en ocasiones nos juega momentos poco
satisfactorios, de los cuales somos víctimas. Puede que sea normal, es la ley
del hombre, pero hasta donde tomaremos conciencia que es necesario brillar con nuestra
inteligencia ante las dificultades.
Cuanto esfuerzo realiza el hombre en la tierra
para lograr alinear que sus sueños aterricen en la pista de su esperanza de
manera correcta, pero es posible que ni la luz del faro situado en la costa
sirva de guía para algunos, es que se trata de alguna discapacidad que hasta
ahora no hemos logrado definir? Es que acaso nuestra irracionalidad es más
fuerte que la lógica de la vida. Es sorprendente como las personas justificando
la alegría y la celebración tomen el volante de un vehículo, embriagados, y
acaben con la vida de ellos y de otros que en él confiaron. Donde queda la
esperanza de sus seres queridos?
En ocasiones no acabamos con las vidas de otros ni
las propias, pero derrumbamos las intenciones de nuestros seres queridos y de
tantos anónimos que tenemos en nuestro entorno. A cuantos habremos dañado al
encender un cigarrillo en un sitio público, habremos reflexionado si esa
cantidad de humo terminó por borrar una vida? Hemos pensado en el golpe que
brindamos a la familia cuando hacemos que sus ilusiones de verles profesionales
se tarden más de lo debido? Nos hemos preguntado cuanto esfuerzo hace mi
compañero para mantenerse en la institución, o que ha sacrificado su familia? Y
cuál es mi cuota de esfuerzo, en realidad la tengo?
Creo que no debemos esperar encontrarnos a la
deriva, solo con mar en nuestro horizonte, sin un alma, con el estruendo del
agua, que en momentos suena tan agradable, pero que en otros suena tan asesina.
Será ese momento, en el cual quisiéramos tener cerca de nosotros una voz, por
humilde que esta sea, nos confortaría un abrazo, el sol tendría un significado,
pero nada de eso será una realidad pues lo desperdiciamos al creer que somos
los protagonistas de navegar en un mar de esperanzas, donde el único protagonista
somos nosotros mismos. Reflexionar es
bueno en todo momento y meditar hacia donde navegamos.