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lunes, 11 de marzo de 2013

Que aun siendo verdades, suenan de poca credibilidad



Despejado un complejo momento de la realidad del país, nos sorprendió sin lugar a dudas el fallecimiento del Presidente de la Republica la pasada semana, y en anteriores  líneas hicimos ver la necesidad de hablarle al país con transparencia, pues estaba presente la duda de lo que realmente sucedía. Para el des fortunio el Sr Presidente fallece, dejando un vacio claramente significativo,  y apegados al esquema del luto por la pérdida irreparable, quienes hemos vivido más de cuatro o cinco décadas sabemos cómo esto se desenvuelve, en vista que con anterioridad varios ex presidentes fallecidos fueron objeto de tal ceremonial.  He de recordar los actos velatorios del ex presidente Betancourt en 1981, todo un ceremonial apegado a un protocolo luctuoso, los honores militares que partían desde el traslado del féretro en una cureña funeraria donde tirado por caballos se lleva el cuerpo hasta el sitio de la denominada capilla ardiente, y de ahí todas las consideraciones de respeto que se daban ante los restos del fallecido.
Aun cuando considero que el tiempo no pasa en vano, creo que la cultura como expresión del colectivo natural pueda estar presente como manifestación en todos los espacios de la vida, y si las personas responsables de este momento doloroso para el país, están seguras que ese caudal de formas expresivas de amor y respaldo al jefe de estado fallecido eran necesarias, pues se aceptan y se consideran propias de estos nuevos tiempos, mas aun si es el pueblo quien las protagonizan.
Sin embargo, mucho antes de iniciarse el contrapunteo político reglamentario, resultaba ciertamente muy extraño que se afirmara que el Presidente había trabajado durante horas con su equipo de gobierno en planes para la nación y discutiendo sobre los avances de la revolución. Eso brinda muchas dudas, el factor de desgaste del Sr. Presidente no tendría limites, la cantidad de sedantes para aminorar su estado de dolor debía inhibirle de cualquier posibilidad comunicativa, mucho mas de poder estar horas en pleno ejercicio. Pero cuando a todo el país se le insistía que su llegada era un signo positivo de su recuperación, se nos sobreviene su lamentable muerte, y es entonces donde nos preguntamos, nos es acaso una mentira el decir lo que se dijo.
Las propias declaraciones del presidente encargado, dieron cuenta que durante la campaña electoral, el Sr. Presidente, padecía de dolores que casi le impedían caminar, y entonces vuelven las preguntas, ¿Qué era mas importante, ganar las elecciones a costa de la vida del presidente, o salvar la existencia de un hombre que tanto dio por el país? ¿Quiénes impulsaron al Presidente a vulnerar sus reposos y en su lugar lo arrastraron a una campaña de esfuerzo sobrehumano?. Esto me lleva a recordar una de las escenas de Rocky, cuando en el ring, su amigo Apolo era masacrado a golpes y él para evitar un fatal desenlace lanzo la toalla en señal de abandonar la pelea, sin embargo fue algo tarde.
Es por ello que pienso de nuevo en la importancia que como líder tenia el Jefe de Estado, pero cuantos pensaron en lanzar la toalla al país, o mejor dicho a la contienda electoral. De cual verdad se jactan quienes hoy velan su cuerpo si no fueron capaces de cuidarle aun con la gravedad y pronostico de su enfermedad. El mismo presidente encargado declaro recientemente que en una concentración política en Caracas, el Sr. Presidente le pidió que lo sacara de ese sitio pues su dolor físico le impedía continuar, y por ello creo que ese pueblo que le demuestra en este momento su afecto interminable debe reflexionar lo que los mismos colaboradores del Presidente están declarando ahora. No se trata de lo que dice algún miembro de otro sector, se tratan de las mismas palabras de ellos.
Es vergonzoso y falta de respeto el juego que han montado, plantearon como una alternativa el llegar a embalsamar el cuerpo del Presidente, pero para que lo decían, si ya lo habían hecho, ni siquiera han respetado su factor de cristiano para recibir una sepultura digna, y demás entre sollozos de amanecido juegan a la politiquería y hasta la posición sacrílega de llamar al Presidente Chávez el Cristo de América. Nadie dudaría del papel que ocupo y representara para la historia, pero están construyendo un culto del cual solo Dios tendrá la última palabra, ojala no sea muy tarde para quienes vociferan estas señales de irrespeto a la Patria.       

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