Nuestra expresión
en líneas generales demuestra mucho de nuestro ser interior, la forma como el
alma vive en el cuerpo que la vida nos asigno, la manera como hasta nuestro ser
se siente en concordancia con quienes nos rodea. Puede que tengamos personas
que sin ser grandes figuras de la belleza, sean grandes expresivos de lo oral y
gestual, sino quien no recuerda al maestro de los mimos Marcel Marceau, sus
gestos y expresiones corporales dieron siempre muestra de un ser amante de la
humanidad, de la paz, de la rectitud.
Pero que
lamentable que tengamos personas que lo único que colocan en sus palabras sea
desechos tóxicos con un lenguaje de amenaza, amedrentamiento, entre otro tipo
de expresión caldeada, eso nos demuestra que dentro de estos seres vive algún ser
de esos mitológicos cargados de rabia, de frustración, llenos de ira y que
aunque se presente rodeado de ángeles, no dejaran de ser lo que hasta ahora han
mostrado. Pero como en todo camino, existen quienes sigan esas ideas de
atropello y vulgaridad, justificando que esa es la forma como habla el pueblo,
pero se contradicen cuando intentan poner en sus labios palabras de fe, pues
desafortunadamente no saben rezar una oración así se las coloquen en un
monitor.
No somos un
pueblo indecente, somos una comunidad que logro destacarse por su hospitalidad,
por la hermandad, por ser solidarios, tan amables que al tomar una carro por
puesto lo primero que se hacía era dar los buenos días. Han pasado tantos años
de esta manera manipulada de vida, `pero el telón se está cayendo, hemos
demostrado que somos más dignos que cualquier color copiado desde el
extranjero, hemos demostrado que nuestro amor a la patria no se gana disfrazándose
con modas guerreristas que han manchado la dignidad del uniforme que siempre
respetamos.
El ser humilde en
este país no es un delito, y no puede constituirse en una condición para discriminar
a nadie, todos tenemos los mismos derechos, y en la búsqueda de la justicia no
se puede pretender utilizar a comediantes de circo o focas entrenadas para
aplaudir que intenten con un lenguaje irrespetuoso y vulgar ser protagonista de
una sociedad que nunca vivió esta decepción. Por ello, sea desde la orilla que
sea, cuando veas que alguien utiliza una cima para hablar en forma pública,
analiza el discurso y veras cual es el rio que corre por su humanidad. Aun así,
estamos a tiempo de dar solución a esto, primero con la ayuda de nuestro Padre
Creador, y en segundo lugar no menos importante, nuestra conciencia transformada
en decisión. Dios les bendiga a todos y cuide por siempre.