En mi escrito anterior sobre Bicentenario, hable sobre la niñez abandonada, y este fin de semana encuentro una celebración en honor a los niños….bueno, creo que bien lo merecen que se celebre con ellos y para ellos, pero aun les veo en las calles, aun les veo en las esquinas, expuestos por personas que se hacen llamar padres, a ellos nadie les celebra, quienes se acuerdan de ellos lo hacen con ropa usada, con lo que le sobra de comida, pero al fin no todo es malo, se de instituciones que tienen como norte la atención de esta niñez, pero creo que debe ser mayor el compromiso de todos para dar una alternativa a quienes de verdad lo necesitan, ellos también como niños tienen sonrisas de alegría y son música hasta para los oídos de extraños, pues bien lo dijo el poeta, “Cuando se tiene un hijo se tienen tantos niños que la calle se llena”. En lo particular no creo que esta niñez se resuelve bajando el vidrio y regalando una moneda, pues colaboras con quienes le explotan a pedir, pero estas institución es que estando en la ciudad no poseen grandes presupuestos ni espacios, es posible que necesiten lo que a nosotros nos sobra, pero esa no es la filosofía, es mejor la práctica de cambio, cuánto cuesta una estilizada y añejada bebida 18 o 24 años, cuantas veces las hemos tenido, pero cuantas veces compramos un fardo de harina, de arroz, un colchón, cuantas veces bajamos y compartimos con ellos aunque sea un momento, se que no es fácil, pero si no hacemos un esfuerzo, nunca tendremos esa satisfacción en el corazón….quiero saber que se siente dar una sonrisa a esos niños, pues las de mis hijos y nietos son una gloria, pero estoy seguro que esta de las que les hablo…los niños de la calle…deben por nuestra mano sentir que ya abandonaron la calle y que ahora tienen para empezar nuevos amigos….cuantos comparten este reto conmigo?...vamos que es posible, de ser así, Dios se sentirá muy contento y nos dará su bendición.