En ocasiones dificulto que nuestro país se le trate como
un pueblo que según expertos ha despertado, la primera cosa que me gustaría saber,
de cual sueño…? Desde los tiempos más remotos de la historia venezolana, este digno país y sus habitantes son el
combustible para el desarrollo de la nación, es que acaso necesitamos un color político
para la producción de grandes figuras como
Juan Pablo Pérez Alfonzo, hombre de política y petróleo, Humberto
Fernández-Morán, el padre de bisturí de diamante, Jacinto Convit, medico e
investigador, entre muchos ilustres.
El Estado a través de su política ciertamente condiciona
la posibilidad de oportunidades para el desarrollo de la ciencia y todas las
formas en las cuales el hombre traduce su conocimiento y expresión, es entonces la política una forma en la cual o
se promueve en libertad o se manipula bajo el signo de la mordaza. Este país no
ha estado dormido, todos los años de su existencia ha logrado disponer de
fuerzas que lo promueven y hacen crecer, pero también de quienes se lucran de él
y son capaces de regalarlo, este es un juego letal al que se somete desafortunadamente
el mundo, y triste resulta cuando el último de los bandos logra más adeptos.
Si bien es cierto y se reconoce con valor que los últimos
diez años el significado social que se ha presentado en el país está mucho más
arraigado que en otros, es importante destacar el valor que se ha dado a todo
este vital componente, pero han sido años donde el irrespeto, el atropello, el
lenguaje soez y decadente, las barbaries políticas y atrocidades han tenido su
mejor momento y espacio, al punto de encadenar a un país para escuchar chistes
de mal gusto de los cuales ni las focas del acuario aplaudirían por un pez.
Entonces viene a mí la interrogante, quien asegura que
este pueblo alguna vez estuvo dormido, es muy posible que estuviera abandonado
de sus derechos fundamentales y habérselos descrito de nuevo no implica que se
les haya restituido, al punto de querer hacer ver que se trata de una nueva
independencia liderada por un superhéroe.
Pero en la actualidad, muchos de los personeros del Estado, creen que de
verdad este país está dormido y se equivocan.
Siento preocupación en el lado humano que corresponde a
un ser enfermo, lamento y pido a Dios por la recuperación del Presidente, pero
a quien le debemos creer cuando el responsable de comunicación asegura que su situación
sigue siendo compleja ante una insuficiencia respiratoria y por otro lado el
segundo al mando dice que el presidente en estos momentos se encuentra
estudiando una serie de alternativas de beneficio social para el pueblo,
entonces, de que se trata esto, como no dudar de lo que pase con el presidente.
Esto se esta convirtiendo en una especie de reality show,
y dejando en claro que hasta el mismo sector opositor se ha incluido en esta
novela de pésima marca, los únicos que se han desmarcado de esta realidad son
los jóvenes, en especial los estudiantes universitarios, que sin otra bandera
que no fuese la de la verdadera patria, han manifestado su desacuerdo aun
cuando solo los escuchan los piquetes y grupos antimotines que en lugar de
controlar delincuentes, deben dispersar a esta masa de venezolanos.
La juventud de nuevo se avizora como el único elemento capaz
para la restitución de la normalidad en el país de los sueños, tal como lo ven
los responsables políticos del gobierno, por ello, no se trata de conducir los
estudiantes a protestar o marchar, el reto va mas allá, formarse profesionalmente
es la clave, superar las capacidades de quienes ostentan el poder es muy
sencillo, la gran mayoría de ellos estudiaron una cosa y hacen otra, además de
que se quedaron esperanzados en el cuerito de chivo mal colgado en la pared. Por
eso la juventud es la alternativa del país, Dios les bendiga por siempre.