Entramos a la vida esperanzados en un mundo que por lo general no es lo que
esperamos, pero esa es la forma en la cual los acontecimientos se suceden, es
parte de la rutina del universo, pero, en la medida que el tiempo transcurre,
muchos acontecimientos vendrán de manera seguida, algunos configuraran a la
mejora, otros con una forma contraria. Pero siempre estará ahí un
acontecimiento que caracterice la vida.
Cuantos sueños de miles de venezolanos pasaron para lograr realidades como
las de hoy, logros en múltiples campos donde antes éramos plenos desconocidos,
el deporte abrió las fronteras para darnos a conocer con las glorias que
bañaron de medallas aquellas recordadas olimpiadas de México 1968, claro está
otras disciplinas como el beisbol ya mantenían en la palestra a grandes hombres
como el legendario Luis Aparicio Ortega, por ello, cantidades de venezolanos
han dignado el tricolor patrio con sus logros, y lo seguirán haciendo.
En pasados días, observe a un jugador de apellida Santana, el popular “Gocho”,
un hombre sencillo y de pueblo, que después de una cantidad considerable de
lesiones y problemas, remonto con su esfuerzo tales dificultades y se logró
imponer con el éxito, luego el último juego de la Vinotinto, ese marcador a favor
del contrario, ya era una ganancia para nosotros, pero escuche en comentarios de narradores de
otros países que eso era todo lo que podría hacer nuestro equipo, ante la
fuerza y experiencia mundialista del contrincante, así mismo, recordé que había
escuchado en igual forma que el retorno de Santana no sería fácil, de hecho se
plantearon dudadas sobre su estabilidad en el equipo.
En ambos momentos pensé que se nos apostaba primero a perder, solo por ser Venezuela,
pero ahí está el desempeño de Santana, impecable, limpio, exacto y glorioso,
por ello todos los comentarios cayeron por su propio peso; y de la Vinotinto,
solo puedo decir que muchas de esas personas que desestimaron nuestro equipo
quedaron mudas en el momento. Estos son acontecimientos que me dicen que todo
tiene su momento, muchas voces negaron la realidad de estos baluartes del
deporte, y su desempeño rebatió cualquier pronóstico, para darnos un puesto de
honor. Por ello, cambiar tiene su tiempo, es decir todo tiene su momento.
Pensando en nuestro país, muchos dicen que las expectativas son cada vez más
oscuras, muchos piensan que no lograremos anotarnos el un país justo y
equilibrado, donde todos tengamos espacio, muchos creen que el equipo está
agotado de tantos esfuerzos, y en mi particular visión, solo pienso que el
equipo ha logrado aprender, que guarda su mejor jugada para el tiempo preciso,
donde todos podrán decir, eran el momento, esperado. Seguiremos arreando para
lograr más éxitos, enfrentaremos nuestras dificultades como un país lleno de
hermanos y demostraremos que el momento ha llegado. Dios le bendiga.