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lunes, 26 de marzo de 2012

Los cristales rotos


Siento la tristeza de tantos venezolanos, siento la impotencia de  quienes se formaron para defender al ciudadano a través de la justicia, siento el dolor de tantas familias, de tantos padres, siento que estamos en una compleja situación, de nuevo el luto toca el alma de esta Universidad. Donde está la esperanza, es algo que podemos preguntarnos muchos, cuál será la vía más correcta a seguir para superar esta situación. Donde está la verdadera responsabilidad del Estado para brindarnos seguridad a todos los ciudadanos por igual, donde están los verdaderos cuerpos de policía que nos garanticen protección, donde están los ciudadanos que desde un hogar por humilde que sea fue dotado del valor humano por la vida, mucho nos preocupamos por tener calles acordonadas de funcionarios armados y apertrechados de municiones, equipos y sabe Dios qué tecnología, como una que le instalaron a un importante funcionario del gobierno producto del regalo de un país muy lejano, para detectar la posibilidad de francotiradores.
Creo que la primera preocupación la tenemos en la familia, es cierto que el hambre y la necesidad es compleja de manejar, pero jamás será más fácil robar que trabajar dignamente. Como reto les digo,  párense en una esquina con una lata vacía, colóquese un cartel escrito sin ortografía, exprese que necesita que le ayuden, y puedo apostar que alguien le regala aunque sea una moneda; pero parce en una esquina con un arma de juguete y colóquese un aviso donde le aclare a las personas que se acerquen, que serán atracadas por usted, como mínimo le pasan un carro y lo atropellan.
Es que acaso no vemos,  como se está perdiendo la honorabilidad de la familia, la pobreza y la humildad no es un sinónimo de futura delincuencia, por eso, somos nosotros los primeros del accionar para lograr una sociedad de paz, de armonía, de respeto. Debemos dar mayor atención a la familia. Ese es el mayor de los llamados a reaccionar, ese es el norte a mejorar, salimos a la calle a enfrentar a diario la posibilidad de violencia, solo Dios es nuestra esperanza de protección, pero donde está la presencia del Estado, hasta donde llegará esto, cuantos jóvenes mas serán arrancados de nuestro lado, no hemos logrado comenzar a recuperar la vida cuando la perdemos de nuevo.
En este comienzo de semana, veo de nuevo cristales rotos, cristales donde se reflejó el futuro de un hijo, de una hija, que ya hoy no están, hoy esos cristales se empañan con lagrimas, con dolor, ahí estaremos brindando nuestra mano para levantar a esas familias, seguimos en luto activo, pero esperamos que en este país se tome conciencia que la violencia no puede seguir siendo un discurso ni una doctrina, el enemigo a vencer no es un individuo, el enemigo es el abandono de los hogares, la falta de valores, la falta de una sociedad de hermanos. Espero que Dios nos proteja, espero que brinde la iluminación a quienes pueden tomar decisiones en el Estado, y pueda de esa forma garantizar nuestra seguridad, espero que Dios proteja toda nuestra sociedad.              

lunes, 19 de marzo de 2012

Donde la vida no vale nada



Una antigua canción revolucionaria entona “La vida no vale nada si escucho un grito mortal y no es capaz de tocar mi corazón que se apaga, la vida no vale nada si ignoro que el asesino tomo por otro camino y prepara otra celada, la vida no vale cuando se agrede a un hermano cuando supe de antemano lo que se le preparaba….” Pero creo que esa canción toma valor no por revolucionaria, sino por la tragedia que agrede a nuestra ciudad y en especial a la familia URBE, dos hermosas vidas se diluyeron ante manos y hombres los cuales sin el mínimo sentido del amor de Dios, pensaron que la actuación por la violencia era su forma más adecuada de existir, dos circunstancias nefastas para estas almas, la delincuencia y funcionarios policiales con procedimientos escapados de ley. Dios les perdone.
Pero no podemos seguir siendo simples observadores de la situación, no podemos dejar que esto siga siendo el eco de la violencia que ha venido a empañar una sociedad de hermanos como éramos los venezolanos, no basta con encerrarnos por miedo a los demás, no es necesario tampoco asumir pensamientos más violentos que los que ya hoy nos dañan y ofenden, pero debemos asumir nuevos roles, donde los cuerpos de seguridad comprendan el papel que tienen, en lugar de creer que pueden ser cual grupo de pistoleros prestos a enfrentar toda insurgencia.
Por otra parte, la dificultad de la vida no puede justificar la delincuencia en ninguna de sus formas,  como acabar con una vida llena de tantas ilusiones, como arrebatar la felicidad a unos padres, como generar la fría mirada a un cuerpo sin vida. Donde están los hogares de esas personas, es que acaso la falta del mismo les lleva a convertirse en maquinas del dolor ajeno. La delincuencia ha comenzado a decidir por donde deben transitar los ciudadanos del mundo, no bastan las leyes ni las prisiones, hacen falta valores para que los hijos sean de correcto proceder, pero como lograrlo cuando tenernos un Estado capaz de reconocer que el delito se justifica ante la necesidad; entonces la batalla está en la necesidad de todos y no en la de un sector disfrazado.
Me pregunto, donde están esos hombres y mujeres que ayer fueron dignos de respeto y consideración, donde están esos hijos de la patria quienes guardaron la integridad de otros por encima de su propia vida, donde están esos directores policiales que eran rectores del saber y las ciencias policiales, donde están esos funcionarios que con su valentía y profesionalismo pudieron controlar el delito, donde están tantos expertos policiales fundadores y formadores de la verdadera policía.
Es que acaso no se dan cuenta, que la forma atroz como se sucedieron los últimos hechos solo nos siembra desconfianza de los cuerpos policiales, eso no es lo que deseo promover, por el contrario, necesitamos que hechos como estos se repudien desde las más altas posiciones del Estado, que se asuman responsabilidades, pues nuevamente lograron herir a la patria quitando dos vidas emprendedoras y llenas de tantos sueños. Necesitamos que v la confianza para que los cuerpos de seguridad sean dignos de nuestra consideración y respeto, necesitamos que en este país la meritocracia distinga a estos funcionarios y a sus directores, y que su sencillez y humildad no se demuestre tan solo por portar un color y un arma.
Mi corazón al igual que el de la comunidad de URBE y de nuestro estado siente pesar por esta irreparable pérdida, no sabría que palabra utilizar para pedir a Dios por esas familias a las cuales le arrancaron esas preciadas vidas. No es hora de esconderse, es hora de que la conciencia invada a la sociedad, no basta con comentar, por eso nuestros gobernantes deben ir mas allá de un vano discurso político, demuestren que Venezuela somos todos y por ello merece respeto a la vida así como al cuidado de la misma en los cuerpos de seguridad. Dios les perdone sus fallas e ilumine sus corazones para una conversión de verdad.               

lunes, 12 de marzo de 2012

Sigue vivo el espíritu de Miranda.


La intención de un hombre que lejos de su patria forjo en batallas su convicción libertadora  sigue vivo, su anhelado viaje a la patria le llevo a miles de solicitudes para lograr una ayuda; su mentalidad y visión futurista escapa de esos tiempos, la consolidación de un bello esfuerzo navegó en su adorado Leander, el cual porto en vez primera de nuestro tricolor. Miranda…tu memoria está vigente hoy en día, tu constante batallar ocurre todos los días en este tu suelo natal, cada mañana los hombres y mujeres se levantan pensando en un país mejor, no importa el tiempo, no importa el color, importa es la dignidad, el digno pan que lleva a la mesa sin que para ello deba vender su pensamiento.
Anhelan cada día el conformar un ejército, pero no de hombres armados con fusiles comprados con hambre, anhelan multitudes de hermanos aunados en el verdadero progreso de esta patria, anhelan tu llegada a las costas de la Vela, donde tus rodillas se rindan en las arenas cristalinas del horizonte liberado, esperan que el Leander de la vida, les lleven a navegar por una vida digna para el presente y futuro, donde nuestras riquezas naturales no sobornen conciencias.
Sabemos que aquel momento en el cual fuiste entregado como traidor, fue solo el producto de las intrigas que llevaron al propio Libertador al borde de su final, Miranda, tu fortaleza ante el injusto encierro representa el más digno ejemplo de que la lucha continua, la brisa que agravo tu salud, hoy servirá para llevar tu aliento de justo guerrero, no habrá una espada para castigar al injusto, será la mirada de un país el suficiente castigo para demostrar que este debe ser un país de convocatoria y donde todos siempre fuimos hermanos.
Miranda, hoy se enarbola en nuestro corazón esa bandera que nos trajiste, ondea en la patria verdadera el tricolor que ha sido traicionado, mantendremos firmes la intención de una patria de todos, una patria donde el respeto que ganaste como hombre de bien, sea la consideración que nos refleje en el mundo, limpiaremos la cara de la nación, colocaremos las flores de la verdad y serán los frutos de la transparencia y la honradez los que alimenten a nuestros hijos.
Miranda, tu espíritu sigue vivo por siempre…!           

lunes, 5 de marzo de 2012

Superando retos


En el transitar de la vida, se nos ofrecen caminos múltiples para andar, sabemos que existen momentos en los cuales, las comunes y no habituales dificultades, se presentan para limitar la continuidad de los pasos, en ese momento, parece que todo el universo se detiene, puede ser tan complejo el instante, que parece un escenario detenido o congelado y donde el afectado está colocado en el epicentro solitario y desolado, pensativo en el próximo paso, escuchando como las piedras caen por el abismo, y supone que cualquier movimiento será más complejo y peligroso que permanecer inmóvil, sientes que el aire de la angustia congela cada musculo cada nervio, sientes que ese abismo te espera para terminar con tu intención. 

En el momento que el sudor recorre tú frente y la mente se plantea que ha llegado el final de ese esfuerzo, ves una cuerda y escuchas una voz, de ayuda; sientes entonces un resurgir del alma, sientes el nuevo impulso, tu mano toma la cuerda, tus oídos obedece al sonar de la voz de ayuda, el abismo desaparece como enemigo y al llegar a la cima sientes el abrazo fraterno del colaborador, piensas que Dios de nuevo esta contigo para superarlo todo y es así por siempre, ahora miras al abismo y sabes que has de seguir, sabes que ese abismo no lo es…sabes que la adversidad con tenacidad y el amor de Dios puede vencerse, entonces el desafío es seguir adelante sin el temor de caer pero con la precaución de no hacerlo. Dios les bendiga a todos.             

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